
Había , sin embargo , horas de responsabilidad , de obligaciones , de administración , de votaciones . Momentos en que había que discernir , acordar y llevar a cabo adiestramientos y tareas en beneficio de la comunidad y de la misma institución. Es decir : organizar .
Todo esto que hemos descrito , se desmoronó junto con el edificio . Pero no fue una herida incurable. Casi ipso facto, nos dimos a la tarea de levantar una “Oficina para sesionar” con las mismas tablas y clavos de nuestro Cuartel ,desparramados por el suelo después del Gran Terremoto . Está la foto , un gran acierto para atestiguar una voluntad de quehacer normal , sin arredrarse ni botarse al suelo ,como las caidas ruinas adyacentes. En circunstancias tremendamente anómalas , quedó estampada en esa imagen la actvidad de cada día de labor, sesionando la Directiva bajo un pequeño alero , que muy pronto se llenó del mismo espíritu que siempre imperó en todas las actividades de la gloriosa Quinta Compañía de Bomberos Reloncaví.
Vuelto a la actividad , poco a poco , recuperando ánimo y deseos de desempeñar la labor bomberil ejecutiva y eficaz , dió resultados reconocidos en todos los ámbitos del pueblo . Sumándonos a las restante Compañías de la Ciudad éramos una especie de salvadores . Poseíamos Reflectores , podíamos entregar agua en los repartos asignados por la Comandancia. Proveíamos de agua desde los contactos matrices a los buques del cabotaje regional atracados al destruido muelle desde el primer grifo habilitado en la Plaza. Remitíamos agua a través de nuestras mangueras a la lavandería de los Norteamericanos que se instaló en la Costanera , frente a la Calle Chillán , donde se ubicaba justamente nuestro Cuartel. Alternamos con ellos y aprendimo muchas cosas de su idionsicrasia y de su pueblo y de su actividad durante el terremoto , cual era el lavado general de adminísculos como la ropa blanca y prendas de vestir del Ejército en la zona y de los hospitales de campaña que funcionaron en la ciudad y en Valdivia. Enterramos muertos en una fosa común, como lo narra en esta misma obra Harold W.Mills, nuestro compañero voluntario Norteamericano, junto a su hermano Rix Mills .Rescatamos víctimas fatales del deslizamiento del Cerro la Vírgen , trasladándo los cadáveres a la morgue . Acarreábamos muebles y enseres de los sin casa a lugares en que debieron instalarse por disposición y asignadas por las autoridades de múltiple origen : edilicias , gubernamentales y privadas.
Nuestra labor , fue la del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt.
Una actitud reconocida por la comunidad .
Su valor ético y material quedó estampada en la Medalla al Mérito entregada por la Ilustre Municipalidad en un acto de honor en la Plaza de Armas a todos los voluntarios ,sin excepción. Una distinción Benemérita por ser extranjeros,a nuestros voluntarios bomberos de la Quinta ,los Hermanos Harold W. y Rix Mills de los que no sentíamos orgullosos .
Hasta los días de hoy , al cabo de 45 años estamos en contacto permanente .Harold vive en Columbia, Estado Unidos . Rix está de vuelta en Puerto Montt donde se ha establecido por ahora .