HOSPITAL DE CAMPAÑA NORTEAMERICNO
Sobre la foto de más abajo explicamos que se trata de una Reunión del Directiva de la Quinta Cimpñía de Bombero funcionando en los plenos días del aciago terremoto . Estamos en una casucha construida con los mismos escombros junto al Antiguo Cuartel que se derrumbó .
Aparecemos en la ""Oficina"" : Jerjes Olavarría , Osvlado Wisuba , Director ; José Hernandez Díaz , Capitán, y los voluntarios Uribe y Paillacar .
En seguida transcribimos párrafo pertinente a labores que desempeñaron los voluntarios de la Compañía Quinta
No concurrimos de inmediato a nuestro Cuartel en cuanto sonaron las sirenas . Nuestra prioridad fue poner a buen recaudo a nuestras Familias .Lograda esta precaución llegamos a nuestro habitual destino diario , es decir , a lo que había sido nuestra Sede, de tantas participaciones , donde se iniciaba la acción y lucha contra los siniestros de todo tipo . Es que esa casa de los Quintinos no era simplemente un Cuartel para guardar los Carros o simplemente reunirnos en sesiones de Directiva y Miembros activos de la Institución . Guardaba entre sus paredes empapeladas de recuerdos y un acogedor cielo raso , otras intancias de relieve afectivo . Se practicaba el intrcambio de pláticas donde destacaba la amistad , en las cuales , incluso , problemas familiares en sus detalles . Tal rema cundía por el lado del descargo sicológico de los voluntarios colegas ,que encontraban al alero de la Casa Quintina el lugar preciso pra exhalar su corriente unipolar y que en otros escenarios se tornaba más y más acendrado en lo conerniente a la congoja personal , honda , prfunda y secreta o la incertidumbre del asunto que preucupaba al voluntario, que podría ser cualquiera , anhelante de contar su verdad interior
Esta y otras actitudes , hasta propias del hogar privado , se gestaban bajo ese alero quintino. Después de la pega , en horas casi siempre , de las tarde, cuando la lluvia arreciaba, los vientos rugían , los cielos se encapotaban , el clima en la Sede era de coincidencia hogareña. Al abrigo de ese ambiente , coludido con la necesidad de compartir , a veces con la compañía de un buen vino , con etiqueta de controlada sobriedad, expedido por el Bar del Casino ,en esas horas de presencia quintina , la vida se hacía complaciente , alegre , plácida , serena , apacible , funcional , prometedora y llevadera . Era el refugio sin claroscuros , el desembarcadero del dolor , la angustia y del problema imprevisto .
Había , sin embargo , horas de responsabilidad , de obligaciones , de administración , de votaciones . Momentos en que había que discernir , acordar y llevar a cabo adiestramientos y tareas en beneficio de la comunidad y de la misma institución. Es decir : organizar .
Todo esto que hemos descrito , se desmoronó junto con el edificio . Pero no fue una herida incurable. Casi ipso facto, nos dimos a la tarea de levantar una “Oficina para sesionar” con las mismas tablas y clavos de nuestro Cuartel ,desparramados por el suelo después del Gran Terremoto . Está la foto , un gran acierto para atestiguar una voluntad de quehacer normal , sin arredrarse ni botarse al suelo ,como las caidas ruinas adyacentes. En circunstancias tremendamente anómalas , quedó estampada en esa imagen la actvidad de cada día de labor, sesionando la Directiva bajo un pequeño alero , que muy pronto se llenó del mismo espíritu que siempre imperó en todas las actividades de la gloriosa Quinta Compañía de Bomberos Reloncaví.
Vuelto a la actividad , poco a poco , recuperando ánimo y deseos de desempeñar la labor bomberil ejecutiva y eficaz , dió resultados reconocidos en todos los ámbitos del pueblo . Sumándonos a las restante Compañías de la Ciudad éramos una especie de salvadores . Poseíamos Reflectores , podíamos entregar agua en los repartos asignados por la Comandancia. Proveíamos de agua desde los contactos matrices a los buques del cabotaje regional atracados al destruido muelle desde el primer grifo habilitado en la Plaza. Remitíamos agua a través de nuestras mangueras a la lavandería de los Norteamericanos que se instaló en la Costanera , frente a la Calle Chillán , donde se ubicaba justamente nuestro Cuartel. Alternamos con ellos y aprendimo muchas cosas de su idionsicrasia y de su pueblo y de su actividad durante el terremoto , cual era el lavado general de adminísculos como la ropa blanca y prendas de vestir del Ejército en la zona y de los hospitales de campaña que funcionaron en la ciudad y en Valdivia. Enterramos muertos en una fosa común, como lo narra en esta misma obra Harold W.Mills, nuestro compañero voluntario Norteamericano, junto a su hermano Rix Mills .Rescatamos víctimas fatales del deslizamiento del Cerro la Vírgen , trasladándo los cadáveres a la morgue . Acarreábamos muebles y enseres de los sin casa a lugares en que debieron instalarse por disposición y asignadas por las autoridades de múltiple origen : edilicias , gubernamentales y privadas.
Nuestra labor , fue la del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt.
Una actitud reconocida por la comunidad .
Su valor ético y material quedó estampada en la Medalla al Mérito entregada por la Ilustre Municipalidad en un acto de honor en la Plaza de Armas a todos los voluntarios ,sin excepción. Una distinción Benemérita por ser extranjeros,a nuestros voluntarios bomberos de la Quinta ,los Hermanos Harold W. y Rix Mills de los que no sentíamos orgullosos .
Hasta los días de hoy , al cabo de 45 años estamos en contacto permanente .Harold vive en Columbia, Estado Unidos . Rix está de vuelta en Puerto Montt donde se ha establecido por ahora .
Había , sin embargo , horas de responsabilidad , de obligaciones , de administración , de votaciones . Momentos en que había que discernir , acordar y llevar a cabo adiestramientos y tareas en beneficio de la comunidad y de la misma institución. Es decir : organizar .
Todo esto que hemos descrito , se desmoronó junto con el edificio . Pero no fue una herida incurable. Casi ipso facto, nos dimos a la tarea de levantar una “Oficina para sesionar” con las mismas tablas y clavos de nuestro Cuartel ,desparramados por el suelo después del Gran Terremoto . Está la foto , un gran acierto para atestiguar una voluntad de quehacer normal , sin arredrarse ni botarse al suelo ,como las caidas ruinas adyacentes. En circunstancias tremendamente anómalas , quedó estampada en esa imagen la actvidad de cada día de labor, sesionando la Directiva bajo un pequeño alero , que muy pronto se llenó del mismo espíritu que siempre imperó en todas las actividades de la gloriosa Quinta Compañía de Bomberos Reloncaví.
Vuelto a la actividad , poco a poco , recuperando ánimo y deseos de desempeñar la labor bomberil ejecutiva y eficaz , dió resultados reconocidos en todos los ámbitos del pueblo . Sumándonos a las restante Compañías de la Ciudad éramos una especie de salvadores . Poseíamos Reflectores , podíamos entregar agua en los repartos asignados por la Comandancia. Proveíamos de agua desde los contactos matrices a los buques del cabotaje regional atracados al destruido muelle desde el primer grifo habilitado en la Plaza. Remitíamos agua a través de nuestras mangueras a la lavandería de los Norteamericanos que se instaló en la Costanera , frente a la Calle Chillán , donde se ubicaba justamente nuestro Cuartel. Alternamos con ellos y aprendimo muchas cosas de su idionsicrasia y de su pueblo y de su actividad durante el terremoto , cual era el lavado general de adminísculos como la ropa blanca y prendas de vestir del Ejército en la zona y de los hospitales de campaña que funcionaron en la ciudad y en Valdivia. Enterramos muertos en una fosa común, como lo narra en esta misma obra Harold W.Mills, nuestro compañero voluntario Norteamericano, junto a su hermano Rix Mills .Rescatamos víctimas fatales del deslizamiento del Cerro la Vírgen , trasladándo los cadáveres a la morgue . Acarreábamos muebles y enseres de los sin casa a lugares en que debieron instalarse por disposición y asignadas por las autoridades de múltiple origen : edilicias , gubernamentales y privadas.
Nuestra labor , fue la del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt.
Una actitud reconocida por la comunidad .
Su valor ético y material quedó estampada en la Medalla al Mérito entregada por la Ilustre Municipalidad en un acto de honor en la Plaza de Armas a todos los voluntarios ,sin excepción. Una distinción Benemérita por ser extranjeros,a nuestros voluntarios bomberos de la Quinta ,los Hermanos Harold W. y Rix Mills de los que no sentíamos orgullosos .
Hasta los días de hoy , al cabo de 45 años estamos en contacto permanente .Harold vive en Columbia, Estado Unidos . Rix está de vuelta en Puerto Montt donde se ha establecido por ahora .
En todas estas lides , Pepe Hernandez , nuestro Capitán , dejaba atrás la tranquilidad de su destino ciudadano , para esbozar nuestras incursiones de auxilio a la Comunidad Puertomontina herida.
HA SIDO JERJES TRANSCRIBIENDO PARRAFOS DE SU ENSAYO TERREMOTO 1960